La cabeza de Goliat : Microscopía de Buenos Aires

Ezequiel Martínez Estrada ; prólogo de Christian Ferrer.

9ª edición.

Barcelona : Sol 90 / AGEA : (Distribuidor en la Argentina: Clarín, como parte de la Biblioteca Clarín. Invitación al saber), 2001.

277 págs. ; 21 x 12,5 cm.

Serie: La biblioteca argentina - Serie Clásicos ; 19. Directores: Ricardo Piglia y Osvaldo Tcherkaski

ISBN: 8455594730

Resumen: Christian Ferrer escribió tres prólogos para esta obra (ediciones de 2001, 2009 y 2017). El de esta edición, titulado "Gigante", comienza diciendo: «Un monstruo. Una forma de vida desmesurada y sufriente que desconoce las leyes tectónicas que abrieron un cauce a su despliegue y que solo sabe vivir para sí misma. Recurrente, circular, obsesiva, esta es la imagen de Buenos Aires que emerge una y otra vez en este libro redactado con pulso firme y acongojado. No es la única: la figura del gigante convive con la del burdel, la del mascarón de proa de la república con la del círculo del infierno, y la del transatlántico iluminado y sin derrotero con la del montepío donde son empeñados cotidianamente los esfuerzos del porteño. Diadema engastada a la caries, Buenos Aires, en La cabeza de Goliat, es órgano palpitante tanto como parásito, obra portentosa tanto como catastro psíquico amenazado. Y siempre, el velamen del país. Pero sobre todas estas figuras contrastantes e ineludibles Ezequiel Martínez Estrada alza, enigmática, una imagen más precisa y terrible: la figura de la esfinge. Entre tantas otras posibilidades (laberinto, jardín de edén, prisión, faro, osario, red) el contorno de toda ciudad asume la antigua figura de la esfinge, que propone interrogantes apenas audibles a los habitantes, particularmente sobre el dinero, la guerra social, el futuro y el deseo. Ciertos recintos y rituales se desdoblan y distribuyen en la ciudad, como piezas de un ajedrez simbólico, a fin de hacer provisoriamente comprensibles esos enigmas acuciantes. A modo de ejemplo, bingo, prostíbulo, estadio de fútbol y sala de cine acogen las preguntas sobre el dinero, el sexo, la guerra y la fantasía, pues toda arquitectura es psicofísica antes que funcional. Obra erigida para la eternidad pero también devoradora, la esfinge urbana nunca deja de arrojar sus dardos interrogativos. Y sus preguntas conciernen a todos porque Buenos Aires aparece en La cabeza de Goliat como una pasión colectiva cuya envergadura espiritual y cuyo destino escapan al entendimiento de los constructores y de sus habitantes. Quizás Ezequiel Martínez Estrada se propuso escribir este libro —cuya ambición oracular no puede ser desestimada— para balbucear algunos atisbos de respuesta.»