El hermano Quiroga

Ezequiel Martínez Estrada.

6ª edición.

Ciudad Autónoma de Buenos Aires : Oberdán Rocamora, 2001.

139 p + 8 láminas y Notas ; 21 cm.

ISBN: 9879841743

Resumen: En los quince capítulos que forman este libro, Martínez Estrada nos habla sucesivamente de las afinidades espirituales que lo unieron a Horacio Quiroga, de las que nació su "hermandad"; del anhelo constante de Quiroga por que Martínez Estrada se incorporara con él al ambiente y la vida en Misiones; de las peculiaridades afectivas del cuentista uruguayo y de sus preferencias y dificultades en materia de amistad; de su carácter difícil, que puede parangonarse con el de Tolstoi y el de Lawrence. Una serie de anécdotas narradas en los capítulos 5 s 9 muestra su recóndito deseo de muerte, sus violentos cambios de humor, sus gustos e ilusiones. En el décimo refiere las permanentes preocupaciones económicas de Quiroga, quien, pese a todo, fue siempre una persona desprendida y austera. El capítulo 11 muestra al hombre laborioso, habituado a hacer trabajos manuales imprescindibles par a su salud espiritual. El siguiente nos informa acerca de sus lecturas preferidas y transmite algunos de sus juicios y apreciaciones en materia literaria. El 13 precisa sus ideas políticas y sociales, y en los dos últimos se ocupa de la soledad que caracterizó sus últimos años, en los que presiente la muerte como único refugio posible. Sin duda uno de los libros en los que Martínez Estrada vuelca con mayor intensidad sus sentimientos personales de varonil amor por el prójimo y la sinceridad de una muy profunda amistad surgida de la inusual afinidad intelectual y afectiva de ambos. Sobre el origen de esta obra, cuenta Roberto Ibañez, director del Instituto Nacional de Investigaciones responsable de la primera edición: «…hace un año largo —en marzo de 1956—, hablando con el autor de Radiografía de la pampa en los jardines de la Embajada Argentina, se me ocurrió solicitarle, para esta serie, una imagen o semblanza del cuentista uruguayo. Martínez Estrada asintió, calló por un instante, y dijo de pronto, como dando ya comienzo al libro solicitado: —La obra se llamará "El hermano Quiroga". Es esta, con el título indicado en la ocasión. Creo válido anotar que ese título resonó en mí, apenas conocido, como cosa esperada. Tal vez porque era —es— el contrahaz del tratamiento que da el escritor uruguayo al argentino en sus cartas de las Misiones, escritas cuando el destino del uno se plegaba y se desplegaba el del otro: "Hermano menor", "Hermano gratísimo", "Hermano Estrada".»