La lógica del crítico en la creación lúdico-poética : Homenaje a Enrique Anderson Imbert

Juana Alcira Arancibia.

Ciudad Autónoma de Buenos Aires : Corregidor, 2001.

350 págs. ; 20 cm.

Serie: Colección Estudios Hispánicos ; 8. Directora: Juana Alcira Arancibia

ISBN: 9500513854

Resumen: Libro de homenaje póstumo a Enrique Anderson Imbert, fallecido durante la preparación del que pretendía ser un tributo en vida. Arancibia lo califica, en la nota preliminar, como «el gran humanista que junto a Alfonso Reyes y Pedro Henríquez Ureña elevó la calidad de la crítica y la creación de la lengua hispánica». Agrega más adelante: «En este VIII volumen de la Colección Estudios Hispánicos se presentan veintitrés ensayos de escritores y catedráticos que admiraron al maestro. El volumen empezó a gestarse hace dos años. Hubiéramos deseado que lo viera terminado. Un mes antes de su viaje, lo llamé para saludarle y contarle que estábamos trabajando en el libro del que le había hablado en su oportunidad». Seymour Menton deja el siguiente comentario: «En mi dedicación de cincuenta años al estudio de la narrativa latinoamericana, no he dejado de sentirme acompañado por Enrique Anderson Imbert. Nos conocimos en 1957 en Puerto Rico durante el congreso del Instituto Internacional de Literatura Iberoamericana (l.I.L.I.). Poco tiempo antes, descubrí su valiosísima Historia de la literatura hispanoamericana (1954) que sigo consultando hasta el día de hoy. […] En el famoso "diálogo de sordos" sobre el realismo mágico (en el congreso del l.I.L.I. de 1973 en la Universidad de Michigan State), la voz de Enrique me impresionó mucho más que la de los otros congresistas. Anderson insistió en que el Realismo Mágico no había nacido en América, sino que provenía del crítico de arte alemán Franz Roh. Inspirado por Enrique, pasé las siguientes décadas estudiando el fenómeno para comprobar que en efecto, el realismo mágico fue una tendencia internacional que, como el romanticismo y el surrealismo, por ejemplo, se manifestaba tanto en la pintura como en la literatura, y que culminaba en ciertos cuentos de Borges y en Cien años de soledad de García Márquez. En 1998 dediqué mi Historia verdadera del realismo mágico a cuatro catedráticos que me estimularon a escribirla, entre ellos: Enrique Anderson Imbert».