Obras serias

Francisco de Quevedo y Villegas.

3ª ed.

529 págs. ; 18 cm.

La Fundación posee dos ejemplares de esta obra. Ambos pertenecieron a Ezequiel Martínez Estrada. Son prácticamente idénticos: solo difieren en la portada. En este consta que es de la 3ª edición, de 1890; en el otro se lee "Nueva edición" y no figura el año de publicación. No hay diferencias aparentes en el formato y paginación.

Resumen: Selección de textos de prosa histórica y política. - "Marco Bruto" es una obra de madurez en la producción de ideología moral y política de Quevedo. Publicada en 1644 —aunque probablemente fue escrita en 1632—, es una glosa de la vida del famoso asesino de César escrita por Plutarco en sus Vidas paralelas. El Humanismo había recuperado los géneros clásicos, que en el relato biográfico proponen modelos de comportamiento o examinan en reflexiones moralistas la condición humana y las condiciones del poder y de la gloria. Frente al modelo de Bruto se traza el de César, tirano opuesto a las intenciones nobles de su asesino, cuyas acciones, sin embargo, tampoco se pueden juzgar con simpleza unívoca. Las antítesis entre los diversos personajes (especialmente entre la pareja central citada), y entre la teoría política y moral y las posibilidades de acción práctica, dan base a una compleja reflexión en la que se ofrecen juicios, proposiciones morales y directrices sobre el modelo de gobernante. Toda la cultura humanística de Quevedo contribuye a estas glosas, llenas de referencias a los historiadores antiguos (Tácito, Salustio, Tito Livio) y sus filósofos favoritos, como Séneca. Escrita con rigor algebraico y elevado estilo conceptista poco menos que inimitable, según lo declara Jorge Luis Borges, declarado admirador de Quevedo. Las antítesis entre personajes (especialmente entre la pareja central Bruto / César), y entre la teoría política y moral y las posibilidades de acción práctica, dan base a una compleja reflexión en la que se ofrecen juicios, proposiciones morales y directrices sobre el modelo de gobernante. La frecuencia de la paradoja expresa esa complejidad de la articulación de temas e ideología implicados. El estilo del Marco Bruto, paradójico, de sintaxis lacónica, frases sentenciosas yuxtapuestas y densamente elaboradas es un buen ejemplo del conceptismo sentencioso quevediano. - El patriotismo y la moralización son rasgos comunes que sustentan toda la prosa histórica, de crónica contemporánea o de teoría política. Reflexiones sobre las circunstancias históricas y políticas, y sobre las relaciones internacionales, en las que no faltan diatribas contra los enemigos de la patria aparecen en las piezas de crónica contemporánea, como el comentario de la "Carta del rey don Fernando el Católico al primer virrey de Nápoles" (edición de una supuesta carta del rey, firmada por su secretario Almazán, fechada en Burgos el 22 de mayo de 1507, y remitida a Juan de Aragón, conde de Ribagorza y sobrino del monarca. Quevedo justificó la necesidad de su comentario alegando que su preocupación de que la carta fuera malinterpretada por los no iniciados en los arcana imperii. La Carta se organiza en torno a la tempestuosa relación de Fernando el Católico con el Papa, por su amenaza de excomunión. Contiene instrucciones al virrey Juan de Aragón para atajar las pretensiones de Roma en el reino napolitano. El rey se opone enérgicamente a los intentos de Julio II de 'acrecentar su jurisdicción' en los territorios de Nápoles - Al grupo de obras de prosa histórico-políticas pertenecen "Mundo caduco y desvaríos de la edad en los años de 1613 hasta 1620" (publicado en 1621); "Grandes anales de quince días" (también de 1621) o el "Breve compendio de los servicios de Francisco Gómez de Sandoval, duque de Lerma" (de 1636). - Los "Grandes anales de quince días" analiza las circunstancias internas de la transición entre los reinados de Felipe III y Felipe IV, donde recuerda también los detalles de la muerte de Villamediana. - Una obra cumbre de este grupo es su tratado de teoría política "Política de Dios, gobierno de Cristo y tiranía de Satanás". La primera parte apareció en Zaragoza en 1626 sin autorización de Quevedo, quien la volvió a publicar ese año en Madrid. Fue escrita hacia 1617 (en la dedicatoria a Olivares, de 1626, le dice que «es el libro que yo escribí diez años ha»). Tuvo bastante éxito y provocó diversas polémicas, entre las que no faltaron acusaciones de ser una obra subversiva contra el gobierno. La segunda parte (compuesta hacia 1635) no salió hasta 1655 en Madrid. Las dos partes juntas se publicaron bajo el epígrafe "Política de Dios, gobierno de Cristo, sacada de la Sagrada Escritura para acierto del Rey y del reino en sus acciones". Claramente, es un híbrido entre dos disciplinas: Teología y Política. Tiene relación con el género de educación de príncipes y traza el modelo ideal del príncipe cristiano sobre el espejo de Cristo. En los sucesivos capítulos reflexiona sobre las características que ha de tener el soberano, los valores por los que se ha de regir, las limitaciones del poder, con abundantes ilustraciones de casos históricos en una fusión de teoría política profana y teología. El monarca posee un poder emanado de Dios; representa a Dios en la tierra: es por tanto un servidor del pueblo y del bien común, y no un gobernante al que le estén permitidas las injusticias y arbitrariedades. La tiranía ilegítima al monarca; la elección de ministros es clave y responsabilidad ineludible. La presencia nuclear del tema de la privanza responde al afirmamiento de esta figura en los esquemas de la política áurea.